El dibujo asiste, hoy y siempre, a todas las citas de lo plástico, arropado en su ser lineal, tan humilde en cuanto más puro, zafado de las pretensiones naturalistas o lógicas de antaño, en medio de las cuales se hacía en corrección de la forma, en tanto que objeto coleccionable-popular, para convertirse ahora en un dibujo que reclama el escenario purista de una indagación meta-psicológica, por la cual el dibujante aparece como una suerte de investigador de las condiciones por medio de las cuales el ser humano no solamente ve, así desnuda y simplemente, sino que llena de significados y de repercusiones mentales todo aquello que a la vista se le presenta, para asistir así a una cita que ahora es más cognoscitiva que representacional.
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